Síndrome de disfunción cognitiva en los perros. Ellos también envejecen

El síndrome de disfunción cognitiva (SDC) es un desorden neurológico habitualmente asociado a perros de edad avanzada, pero que incluso puede manifestarse a partir de los seis o siete años.

Lo podríamos equiparar al Alzheimer humano, pues aparece un declive en determinadas funciones cerebrales. No debemos confundirlo con un proceso normal de envejecimiento, en el que el perro disminuye su actividad y tiene menos memoria porque éste se produce de manera paulatina y sin cambios de conducta asociados.

Además debemos descartar otras disfunciones, hay que controlar especialmente la vista y el oído, que pueden ser responsables de la desorientación, o problemas metabólicos, hormonales e incluso tóxicos.

Las características y síntomas principales que nos harían sospechar de un SDC serían:

•    Irritabilidad y ansiedad

•    Ansiedad por separación de nueva aparición, sin manifestación previa.

•    Alteración del ciclo del sueño

•    Modificaciones en su actividad habitual ya sea por aumento o disminución

•    Vocalizaciones

•    Cambios bruscos de comportamiento

•    Confusión, desorientación, mirada perdida

•    No aprende cosas nuevas y existe pérdida de memoria

•    Ansiedad por la comida

•    Cambio en los hábitos higiénicos: defecaciones y micciones en lugares inadecuados

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Una vez que el veterinario confirma el diagnóstico, y teniendo en cuenta que el SDC no tiene cura, para mitigar en lo posible los síntomas tendríamos que trabajar a varios niveles:

•    Modificación del entorno: al tener alterada su capacidad de respuesta, los estímulos táctiles, olfativos y sonoros (relajantes) ayudarán a nuestro perro a mejorar en su situación. Proporcionar un ejercicio físico adecuado es muy importante para rebajar los niveles de estrés o ansiedad asociados, mantenerlo en buen estado e incluso mejorar la relación con nosotros.

•    Modificación de la conducta: debemos trabajar este aspecto conjuntamente con el veterinario sobre las capacidades que estén alteradas. Para ello utilizaremos las pautas de educación adecuadas  ante un problema de ansiedad por separación, si éste aparece, y reforzaremos los hábitos positivos que el animal ya había aprendido en casos de pérdida de memoria.

•    Tratamiento farmacológico: actualmente existen en medicina veterinaria fármacos psicoactivos o vasodilatadores de eficacia probada en perros y con acción efectiva frente a estos problemas. Debemos ajustar la dosis y la pauta con el veterinario.

•    Antioxidantes, como la vitamina E, betacarotenos o astaxantina consiguen ralentizar la progresión de los síntomas y mejoran la sintomatología clínica.

Todas estas acciones no conseguirán detener la enfermedad, pero sí nos ayudarán a retrasar el deterioro cognitivo y proporcionar a nuestro perro una mejor calidad de vida en sus últimos años de vida.

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